miércoles, 4 de junio de 2014

La narrativa hispanoamericana en la segunda mitad del siglo XX

En Hispanoamérica la novela tiene un desarrollo tardío, hasta el siglo XIX no aparece un primer título que pueda considerarse novelístico. El panorama en este siglo se completa con obras románticas y algunas experiencias modernistas.

Aunque el modernismo no llega a cuajar en una narrativa con entidad, sí sirve como punto de partida para una serie de escritores que se liberan de los modelos españoles e inician la búsqueda de un lenguaje y una temática propios, así durante la primera mitad del XX se desarrolla una novela realista, cercana en su técnica al realismo europeo pero volcada en su contenido hacia la propia realidad hispanoamericana. Esta novela se reparte en dos tendencias diferentes:

        ·         Novelas de temática política y social. Se centran en las tensiones sociales que se producen en los distintos países. Dentro de esta tendencia pueden distinguirse algunos grupos como las novelas de la revolución mejicana (Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán…), centradas en el periodo revolucionario contra la dictadura de Porfirio Día o las novelas indigenistas (Jorge Icaza, Alcides Arguedas o Ciro Alegría), sobre las injusticias sociales y políticas que sufren los indios.

        ·         Novelas de la tierra o regionalistas. Busca indagar en la identidad hispanoamericana a través de la integración del hombre en el paisaje. La atención que cada autor presta a las peculiaridades de su zona determina que estas novelas sean conocidas como regionalistas. (José Eustasio Rivera, Rómulo Gallegos, Ricardo Güiraldes…)

A partir de los años 40 se observa en Hispanoamérica un cansancio de la novela realista precedente y algunos aspectos que suponen una renovación y una superación del realismo a través de lo real maravilloso o el realismo mágico:

      ·         Temas nuevos: interés por el mundo urbano que dará cabida a problemas no solo sociales sino también existenciales.
       ·         Irrupción de la imaginación y lo fantástico. Realidad y fantasía aparecen entrelazadas, unas veces por la presencia de lo mítico, de lo legendario; otras, por el tratamiento alegórico o poético de la acción, de los personajes o de los ambientes.
       ·         Mayor cuidado constructivo y estilístico (innovaciones formales, elementos racionales y oníricos)
Parte de la renovación se debe a la lectura y a la incorporación de elementos tomados de alguno de los grandes renovadores europeos y norteamericanos de la novela o tomados del lenguaje surrealista, muchos de cuyos hallazgos lingüísticos se emplean para expresar lo maravilloso. Destacan: Miguel Ángel Asturias (El señor Presidente), Alejo Carpentier (los pasos perdidos), Jorge Luis Borges

En los años 60 se produce un enorme auge de la novela hispanoamericana, el llamado “boom novelístico”, que alcanza un extraordinario éxito y difusión en todo el mundo. Este fenómeno se apoya tanto en factores externo como la revolución cubana o la política editorial española, como internos como la coexistencia de un importantísimo grupo de narradores. En general no se abandona los presupuestos del realismo mágico, aunque las novelas son técnica y estructuralmente más complejas y se produce una mayor experimentación lingüística.
Autores destacados como Ernesto Sábato (el túnel), Julio Cortázar (Rayuela), Gabriel García Márquez (Cien años de soledad la que marcó el surgimiento del “boom”; Crónica de una muerte anunciada), Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros, La casa verde)…

A partir de los 70 continúan publicando autores ya consagrados, a los que se unen otros que no habían alcanzado la difusión de los autores relaciones con el boom. La consecuencia es una enorme lista de creadores y  creaciones que aquí no podemos abordar. Prevalece la narración realista que incluye el habla coloquial, pero también se recurre al realismo mágico. En la actualidad la novela hispanoamericana sigue aportando autores y títulos de gran calidad, siempre dentro de la línea del realismo mágico: Isabel Allende, Laura Esquivel, Luis Sepúlveda

Junto con la novela cabe nombrar el cuento, género narrativo ampliamente cultivado en Hispanoamérica desde los años cuarenta hasta la actualidad. En el relato breve se adelantaron las innovaciones desarrolladas en las novelas de los años 60. Mostraban el reflejo de las condiciones sociales de un país, una reflexión sobre el problema del tiempo, descripciones de ambiente sórdidos…

Destacan figuras como Borges (Ficciones o el Aleph), Juan Rulfo (El llano en llamas), Alejo Carpentier (Guerra del tiempo), Juan Carlos Onetti (Tiempo de abrazaros)…

Durante los años 60 muchos relatos cortos han pasado inadvertidos dada la importancia de las novelas del boom, cultivados por los mismos autores. Desde los 60 a la actualidad el cuento ha sido parte importante en la narrativa de Augusto Monterroso (La oveja negra y demás fabulas), Antonio Skármeta (el entusiasmo), Isabel Allende (Los cuentos de Eva Luna).

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